Tronante cielo que dioses envíen enfurecidos,
Impenetrable niebla que confunda mi senda,
Arpegios de sirena que me conduzcan al hades
Ni adivinanzas de esfinge mentirosa y cruel,
Van a apartarme de tu luz, mi fe, mi guía.
Nunca un hombre fue más fiel en su amor
Aún distraído en cantos de arpía embustera,
Nunca un hombre fue más amado sin razón
Sin merecimiento, ni causa, pero amado al limite.
Los océanos conjurados en mareas agitadas,
La tierra retemblando y devorando colinas,
Volcanes iracundos calcinando el mundo,
No arrasan ni inundan de sentimientos más sinceros
Que tus lágrimas que derramas, anegan mi corazón
Lo fertilizan y resucitan de su muerte en vida.
Amor al borde de la locura, por amor inmenso
Cegador amor que hace ver la luz de la verdad
Paz en el alma acunada entre nubes de caricias.
No existe un mundo que nos contenga
El universo entero se encuentra en cada beso
Todas las galaxias entre tus brazos leves
Tus mejillas de fresa amanecer de mi fortuna
El alba tu vientre claro, generoso caudal
Los labios dulce miel de oloroso jazmín,
Nuestra vida entera contenida en tu mirada
Eternidad en nuestras manos entrelazadas
Nuestro amor, envidia de dioses celosos.
Fiel amor forjado en la esperanza ciega
Nunca desististe de amarme, a tu pesar,
No te entregaste a la derrota anunciada
Siempre confiaste que regresase arrepentido
A suplicarte que nunca dejases de amarme
Soportaste con valentía las heridas del amor
Te desangraste de ilusión hasta caer rendida
Levantabas el ánimo cuando me mirabas
Y con tu mirada me rescataste de mi error.
Es imposible que exista un amor parecido
E imposible no querer, soberbio, reconocerlo
Hasta caer derrotado en su terquedad
Y levantado sin rencor por el amor de mujer,
Sereno, constante, crecido en el dolor
Seguro de su corazón sincero que le anuncia
Que el tiempo no existe sin el querer,
Que no hay espacio que no se ocupe de besos
Ni muerte ni vida que exista fuera del amor.
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