AMOR, TRAICIÓN, PERDÓN

Que clase de hechizo tienes,

Filtro mareante entre tus dedos

Que cuando me acaricias, me conmueves;

Y  mis anhelos, torpes, sinceros,

Conviertes en poemas de cielo.

Dime, el fuego que arde en tu boca

Ese que más que quemar, refresca

Y la sed apaga,

Con poco que se beba.

Hace que me trasporte a un mundo

Otro mundo, tierno, leve, fugaz

Eterno;

Dime, ese fuego, de que leña arde,

De tu corazón entero

Tus pupilas que miran sin miedo

O de tu amor siempre nuevo.

Esa piel canela, templada,

Regalada de susurros de tierra y vuelo,

Erizada de estremecimiento

Cuando me acerco y la beso.

Que veneno me inocula

Separarme de ella no puedo

Y hace de mi pobre fantasía, un cuento,

Dime, como la dejo

Sin morir en el intento.

Y esas lágrimas, pócima de dioses

No veneno de odio y trueno,

Las que derramas cuando me llego

Y me acerco y te beso…, y las bebo,

Que agua de vida llevan

Que misterio de eternidad llevan dentro;

El alma se me derrite

El corazón se me para, y ya no duermo

Cuando pienso que las derramas,

Al llegarte yo muy dentro

Y no quererme salir de tu regazo nuevo,

De tu casa de acogida

De tu cuerpo, que es todo mi cuerpo,

Esas lágrimas me anuncian un regalo

El regalo de tu vida,

El regalo de tu ser entero

Sin suplicar  mí presencia,

Sin decirme que te mueres

Cuando de tu vida me ausento.

Tu mirada limpia

La que me escudriña el alma

La que los secretos alumbra

Y echa mis felonías en cara

La misma que me perdona

Cuando regreso a tu casa y te beso

Y te lloro…, y me mata con su dolor

El alma rota y desarmada por la traición

Esa traición de madrugada

Cuando los hombres se pierden

Y las mujeres esperan sentadas

En el borde de su cama, sabiendo.

Esa mirada limpia, de donde la sacas.

Se que es del amor que me tienes

Que no merezco

Pero tú me regalas, cada día.

Me lo regalas

Porque si no me muero.