Muerte que rondas la vida, ¡Cobarde!
No te atreves, te vengas,
Mi descaro te irrita; ya se.
A propósito te retrasas, te ríes
A tu cita, obligada cita, llegas tarde.
Yo me muero sin morirme, esperando
Te llamo a voces, te grito, te lloro
Sufrir se me hace ya imposible
Y no se como preguntarme hasta cuando.
Cada noche te invoco, te reto
Y cada noche de mi puerta pasas
Camino de otro encargo, a otra pena,
Buscando sorprender, en su feliz refugio
A salvo de la vida que a mi me sobra,
La vida que a ti nunca te matará,
Esa que no pedí, esa en la que sufrí
Aquel desgraciado día, aquel
En que el mundo en el que nací,
Confabuló para de dolor llena
Hacer de mi senda pedregoso camino
Donde tropezar y caer y herir;
Y herirme al punto de desear morir
Ese deseo que tú me niegas
Y me robas mellando tu guadaña
Cada vez que a ella mi cuello acerco.
Infiel destino, quemaste el amor primero
Para calcinar mi alma de pobre niño
Y condujiste mi camino al abismo
Sin dejarme caer nunca,
Para hacerme sentir el vértigo obsceno
Del no ser,
Que el dolor fuese dolor eterno
Que la angustia fuese eterna imaginaria
Sin bajar la guardia
Que desease el Averno siempre
Y siempre se me negase.
Deseando morir, temiendo morir
Han pasado los días y las noches,
Lentas noches de tortura,
Sabiendo del gozo por el gozo oído
Haciendo sufrir y sufriendo.
Muerte infame, solo te deseo la vida
Que te haga gustar el dolor de no morir,
Mientras se vive en dolor perpetuo
Porque queriendo morir
Solo tu abrazo se desea…y lo niegas,
Caprichosa como amante
Celosa como esposa abandonada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario