¿Qué hemos hecho de nuestro fuego?
El que alimentó nuestro amor,
El que nos calentó,
Allá, cuando los fríos de los desencuentros,
El que quemó los silencios,
El que entretuvo el reposo.
¿Qué pasó de aquellas brasas?
Del rescoldo del incendio
Que prendimos con las manos
En la piel incandescente.
¿De la leña que arrimé?
Para alimentar ese fuego,
Esas brasas,
Ese arrabio abrasador
Que nos fundía en placer,
Nos hacía sonreír,
Y llorar,
Y suspirar,
Y creernos reyes de la creación.
¿Qué pasó con nuestro hogar?
Esa fría chimenea
Callada y triste,
Ya no humea…
Ya no anuncia que hay un fuego
Grita que se extingue
Que pare cenizas congeladas,
De infierno apagado,
Cadáveres de aquellas llamas;
Anuncian
Que los cuerpos inmortales
No se queman en la hoguera,
En el volcán del deseo.
Ya no hay fuego,
Ni lumbre,
Ni luz,
No hay calor,
Ni desespero al desnudo
Por consumirse en llamas,
Cayendo como dos serpientes
Entrelazadas en fuego…
…ardiente pasión olvidada…
¿Qué hicimos de nuestro fuego?
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