AUSENCIA, URDIMBRE DE MI AMARGURA

Con los juncos de tu aliento dulce

Tu húmedo aliento de miel en mi espalda

Construyo la urdimbre de mi amargura.

Con las lágrimas de tu ausencia

Obstruyo mí huida hacia la muerte;

Y navego, perdido en los océanos púrpuras,

Recordando tu calor, tu sudor, tu urgencia,

Tu intensidad, tu profundidad de seda;

Mirando siempre hacia atrás,

Queriendo adivinar tú estampa en la niebla

A tientas, palpando tránsitos pesarosos,

Tratando de sentir tu suavidad inmaculada,

Aquel aliento cálido, susurrante; consolador,

Tú presencia azul intenso, muy dentro;

Mi cuerpo alcanzando el Universo,

Los besos de escalofrío de tu sol ardiente,

Los abrazos estrechos de caricia y sal,

Hirviente saliva bañándome el cuello en oro,

Tus dedos milagrosos sobre mi piel otorgada

Y la entrega total de tu esencia de eternidad.

Por los siglos podría vivir esperando,

Sin esperanza…

Sentiré otros alientos cerca de mi boca,

La espalda fría de ausencia de tu fervor,

Otros abrazos de gelatina blanca impúdica,

Salivas viscosas de nausea sobre mí,

Halitos de muerte arrebatándome la vida,

Turbias miradas de lascivia gris violenta.

Inventaré que otros tactos son tus dedos…

Sin fe…

Tragaré llanto seco cuando preste mi torso,

Sufriré tu reposo en otros brazos, otros lechos,

Imaginaré que son mis brazos en tu estampa

Cerraré los ojos con pudor sin tu presencia

Abandonaré el alma en otros cuerpos

Dejaré que la mancillen, la pisen, la usen

Desecho despreciable si no se entrega a ti,

Destinada a la fosa común. Olvidada.

La trama de mi aflicción contendrá tu memoria

Viviré para adorar aquel día que no vi tu rostro,

Soñar con la dulzura de un impar aliento ardoroso,

Sentir como fluías entre los juncos de mi alma,

Como ciabas con humildad entre la hojarasca de mi pasión

Me convertías en sagrario de tu amor.

Hacías de mí un dios en tus brazos.