“Where these, happiness?
Where these, peace?
Where these, childhood?”
Jerome
E. Helmsman
Donde…
En un laberinto sin Minotauro
Solo con mi enajenación,
Perdido entre paredes infinitas
Mirando al cielo tachonado,
Creyendo inútilmente en la libertad.
Te recuerdo…,
Pequeño, desamparado, temeroso
Abandonado y perdido.
Donde…
¿En que bosque tenebroso?
Entre alimañas sangrientas de fauces dulces
Te comieron
Te dejaste y te ofreciste, hasta los despojos
Consumido con delectación
Espectáculo de la hipocresía babosa
Del cinismo cruel y salaz…
Y sobrevivió tu espectro para castigo.
Donde…
Entre muros de honor y fe, santidad y decoro
Te usaron mi niño, te ensuciaron…
…y te tiraron;
El basurero te recogió y te enseñó el laberinto,
Te disfrazó de Minotauro
Y no quisiste ser Minotauro;
Buscaste el amor en los muros, en los muertos
Los que tenías que hollar para no ahogarte,
En las añagazas y las mentiras,
Las promesas de espejismo sardónico,
Buscaste mi niño…
Donde…
En la soledad, dejaste de crecer
En la soledad se te cerró la herida del dolor,
La música fue el bálsamo,
La poesía cubrió de versos la cicatriz
Y la palabra hizo la magia del niño,
Aquel niño…
Aquel pobre niño abandonado en el bosque.
Que ahora es niño, pero de acero
Acepta dentelladas que no sangran
Puñaladas que no hieren
Solo duelen, y envilecen al que las da,
Para mayor dolor.
Donde
En ningún lugar del alma
En ningún espacio de memoria
En ningunos ojos transparentes
En ningún beso sincero,
La infancia, la felicidad, la paz
Dejaron de existir, podridos con el odio
Calcinados por la rabia
Enterrados en tu tumba, mi niño.
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