Núbil hetaira de sonrisa envenenada,
Melocotón en tus senos desprendidos,
Seda húmeda sospechada en paraíso
Me encegueces el sentido con lujuria.
Haces que tiemble de deseo y pasión
Sabiendo que perdería la vida por rozarte,
Y aún así,
Deseas que me acerque y te roce
Mirándome con vitriolo, abrasando
Mi corazón de hombre perdido a esta edad
En que se mira la juventud ya perdida,
Desde la distancia que media
Entre la frescura de tu piel y sexo ofrecido
Y mi cuerpo ajado y ya avergonzado
Por querer, no poder y desesperarse
Al mirarte, olerte tan a mi alcance,
Que no alargar mis dedos y tenerte
Es peor que vivir eternamente sin poseerte.
Eres perversa como nínfula insaciable
Gozando con la angustia de un anciano
Que cada día siente crecer el deseo
Sin que el cuerpo pueda seguir el camino.
¿Dónde encuentras el placer en hacer daño?
Sabes como nadie que me enloquece
El ver como te me acercas y me tientas
Para hacerme babear, lubrico como fauno
Y esperas hasta que te creo, para marchar
Enfeudada en mi excitación.
Y a pesar de todo, espero tu visita
Cómo el moribundo a la parca.
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