Te has ido sin despedirte, callada,
Me has sumido en tu ausencia,
Sellados tus labios de silencio,
Sellados mis labios de amargura.
Sólo me queda tu vida en mi vida,
Mi vida que es la muerte más cruel;
Respirar sin querer,
Querer llorar y no poder,
Poder hablar y no querer.
Pasan los días y soy reo de olvidar
Culpable de mirar y desear
Querer llorarte mi amor
Y castigarme la vida con pasión.
La vida sigue, ¡que dolor!
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