Creí poder arrebatar el cielo
Y estrellé mi carne en el infierno.
Ya me sentía las alas de ángel,
Mi deseo nimbado de gloria,
La eternidad tatuada en mi lujuria.
Solamente pisé basura y muerte.
Lo que creí alas eran garras para herir;
La gloria que ya paladeaba, acíbar,
Rejalgar de desánimo y fraude
Tatuajes, marcas de ganadería.
Ahora sé que soy rebaño al matadero,
Carne de sacrificio para saciar
Infinito dolor por las cadenas cargadas,
Y lágrimas de hielo ya sin remedio
Cruda realidad en tres dimensiones.
Carne vieja y fibrosa, dura; solo dolor.
Se evaporó la gloria entre estrofas
Versos vacuos y triunfos de telonero,
Esperar la muerte es la dulzura
La promesa de más vida, una condena.
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