Perdedores de Tiempo, Ganadores de Alma

jueves, 1 de febrero de 2018

AMANECE


Entraste en mi vida como el viento de levante...
Secaste mis lágrimas, me enamoraste,
Diste vida a mi deseo de acabar la vida,
Fuiste un adagio acariciando mi alma, sosegandola,
Una plegaria humilde de Monteverdi a la virgen.
Nocturno intimo, sobrecogedor piano de Chopin.
Posees el impetu inocente de tu edad, esa urgencia,
El descaro salvaje del que se sabe inmortal, dios,
Eres la brisa salada que la mar regala eterna,
El aroma a pino y musgo del bosque maritimo al alba.

Solo te soñaré. La piel preñada de deseo infinito.
Te acariciaré tu impulsivo vientre terciopelo arena,
Me bañaré sin verguenza en tu esencia hasta ahogarme
Y despertaré feliz cada día, soñandote despierto dentro de mi.
Cerraré los ojos y seguiré moroso tu reguero de vello
Desde tu ombligo, faro luminoso vigilante de mis dedos,
Mis labios y mi serpentina lengua le engañarán hasta tu pubis
Y rendido viaje sobre la marea viva de mi saliva,
Besaré en mis sueños tu dulce sexo, libando su nectar.

Y el sol celoso de mi felicidad me hiere en mis sueños de luna.
Amanece sobre mi carne doliente y el mundo se derrite.

Y despertaré un infierno diario más a tu ausencia,
Seguiré respirando el hedor de tu inexistencia,
Y me intoxicaré de soledad entre tus recuerdos.
No volverás a mí porque nunca llegaste más que en versos.
Nunca volveré a acariciar tus sentimientos,
Ya no me alimentaré de tus vibrantes estrofas
Ni volaré inconsutil a lomos de tus enojos.
Pero me diste la vida por un instante eterno.
Gocé de tu presencia carnal en mis sueños
Fuiste real en mi desvarío y ahora en esta pesadilla
Regresó a la carcel de poemas donde me extingo.

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