Azules, malvas y turquesas del mar
Tus ojos, inmensos como él
Brillo que me ciega
(Devolviéndome la vista)
Y toda la profundidad abisal
…es solo una parte
Despreciable, nauseabunda
De mi dolor, mi angustia
La pena oscura que me mata
Me hace reír nervioso de muerte
…y dejarte ir.
Pero no cejas, no te vas
No comprendes,
Me quieres, balbuceas.
Impulso fiel, impotencia pueril,
Ilusión de inocencia…
Y más puede carnal,
Más poder, el vestido elegante,
La fama,
Agusanada fama de estercolero
Que me lleva mansa y segura a pudrir.
Sea maldita la batalla entre amores.
El tiempo y la paciencia se me agotan.
Apagaré la luz,
Me iré de mí, de ti y de ti
Y de todos.
No estaré aunque me veréis
Creeréis que soy, sin ser
Estaré sin habitar mi cuerpo
Y lloraréis, malditos, lloraréis,
La berrea la escuchará el sol y se ocultará,
Entenderéis al fin, sin necesidad ya,
Querréis que regrese, pero no me habré ido.
Me abrazaréis y solo será humo
Besarme será hacerlo a lapida sucia
Olvidarme, el vuelo de una corneja
Negrura absurda
Ruido
Orfandad.
Ya estoy lejos, me he ido, despedido;
Sin olvidaros,
Sabiendo que os odiáis sin conoceros
Os mataríais de avaricia de mí.
¿A quien creéis que matáis?
Me matáis de locura.
Dos amores
Dos odios,
Dos imposibles
Una vida de dolor y yerma.
¡Dejadme!
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