Las virutas que tú sacas
Con el buril del desprecio
De la moneda de mi alma
Para esculpir tú figura,
La que a ti más te convenga
Con que comprar tu mirada,
Esa que me niegas riendo,
Caen al suelo como heridas
Palomas de plumas rojas
Ensangrentadas de odio
Porque me destrozas entrañas
Sabiendo, ¡Qué bien lo sabes!
Que me rindo ante tú alma.
Esas esquirlas de oro
Que de mi alma sacas,
Golpeando sobre el tas
Quieren remontar el vuelo
Como palomas sagradas
Pero tienen plomo en las alas
El plomo de tus desaires
Las balas de tus palabras
Que se disparan certeras
Cuando te suplico,
Te ruego desesperado, calma.
Las palomas de esta paz
De muerte ya están tocadas,
Cayendo desfallecidas
Sin voluntad. Vanas.
Esa afilada herramienta,
Tu lengua hecha formón,
Hiere allá donde más duele
Para hacer que sea tu imagen
Que sabes, haciendo callar
Como conseguir que se haga.
Mientras, hundes con insidia
La cuchilla muy afilada
Que ni sangre puede sacar,
Porque la paloma no vuela
La paloma,
Ensangrentada de pena
No levantará más el vuelo
Mi amor ya no rogara nunca
El amor eterno no muere
Pero a ti nunca jamás,
Te amaré hasta mi muerte
Pero ya nunca te diré nada.
No hay sentimiento sin dolor, el más intenso tenía que ser a la fuerza el más devastador...
ResponderEliminarY así día a día y poniendo buena cara. Me has pillao Magda. Por eso no puedo recitar nada en voz alta. Indefectiblemente lloro, porque cada palabra es una gota de sangre derramada. Y duele.
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