Llanto que inundas sin medida de vida
El secarral agosteño del perdido corazón
Haciendo brotar flores de roja
pasión
Marchitadas siempre por la obligación debida.
Dolor infinito, alma fría y yerta
Sola y abandonada a su negra suerte
Sin tu abrazo cálido, solo muerte
A tientas, ciego, y sin ver la puerta.
Lo sé, mi corazón desgarrado grita
Me esperas y aún no lo sabes,
Sufriendo sin saber porque lo sufres
El desconsuelo de mi ausencia
Vas buscando ansioso y violento
La fuente de la paz bendita
Olvidando el cuerpo más atento
Derramándote sobre otra piel marchita.
Deja de buscar y atiende el angustiado
Estruendo doloroso sin sonido
Directo de mi corazón al tuyo herido
Para que despiertes ante el grito de tu amado.
Para, templa, respira hondo y piensa,
La disciplina es vida para el soldado
Soldado del batallón de la vida
Que pelea cada día inagotable a nuestro lado.
Y si cuando al fin, frente a frente
No sepa enamorar tus ojos con los míos
Tus labios no rocen con ternura, de repente
Los míos que te esperan encendidos
Me iré tranquilo meditando
Que el amor es siempre un camino,
No lleva a ningún destino
Porque el amor es el que se goza caminando.
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